Una tarde de lluvia melancólica, que no triste.
Un teclado, un sonido y un divagar del pensamiento.
Unas letras más o menos afortunadas y un sentimiento de paz y sosiego...
Una calmada soledad para reconciliar mi espíritu y mi corazón.
No entiendo cómo a veces puedo alejarme y olvidarme de esta sensación que me es tan familiar. Disfrutar de mi, de mi silencio. Deleitarme con el sonido del teclado y solo dejarme llevar...
Tengo que quedarme más con estas sensaciones demasiadas veces ignoradas por el ansia equivocada de querer escapar de lo que soy.
A veces, solo a veces me reconozco y no quiero marcharme de mi lado.
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