31 de mayo de 2014

Personas separadas y divorciadas: ni excluidas, ni apestadas


Personas separadas y divorciadas: ni excluidas, ni apestadas 


Esto reza el titular de un artículo de una revista que me gusta leer "Alandar"

Me lleva a hacer mi propia valoración ya que yo soy de esa secuencia de personas divorciadas y creyentes que hablan, además de tener desde hace ya 6 años una relación con un hombre también divorciado y creyente. Me planteo lo siguiente:


Yo no me siento ni apestada, ni excluida de la Iglesia puesto que no me permito ese complejo (bastantes tengo).
Seguiré participando de las eucaristías en todo el contexto. Que alguien necesite la bendición de un sacerdote para afianzar y dar eco de su amor es respetable, pero lo más importante es sentirlo, no ocultarlo y hacerlo manifiesto a la persona amada, eso sí es importante.

Que no quiera casarse conmigo  mi pareja o yo con ella no significa, al menos en mi caso, que no le ame; más significante o inquietante resulta que no se comparta ese sentimiento de manera pública ante todo el entorno que nos rodea, eso si es sentirse en B y sufrir una exclusión en un sentimiento tan hermoso como es AMAR.


Aiara a secas



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