7 de abril de 2018

Una tarde de lluvia melancólica, que no triste.
Un teclado, un sonido y un divagar del pensamiento.
Unas letras más o menos afortunadas y un sentimiento de paz y sosiego...
Una calmada soledad para reconciliar mi espíritu y mi corazón. 

No entiendo cómo a veces puedo alejarme y olvidarme  de esta sensación que me es tan familiar. Disfrutar de mi, de mi silencio. Deleitarme con el sonido del teclado y solo dejarme llevar...

Tengo que quedarme más con estas sensaciones demasiadas veces ignoradas por el ansia equivocada de querer escapar de lo que soy.

A veces, solo a veces me reconozco y no quiero marcharme de mi lado.




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